domingo, 28 de noviembre de 2010

La monotonía de las declinaciones

Las declinaciones siempre han tenido mala prensa: un aprendizaje memorístico que solo servía para evitar que el maestro te castigara, te tirara de las orejas, te dejara en ridículo o, incluso,  te diera dos sopapos.
Para mí siempre tuvieron un eco rítmico, infantil, juguetón. Igual que "un, dos, tres, pollito inglés", o "santa Teresita, hija de un rey moro..." mis compañeros y yo usábamos las declinaciones hasta para mantearnos en los pasillos, lo que trajo aparejada más de una visita al despacho del director del instituto.
Al poeta gaditano Rafael Alberti las declinaciones  latinas le inspiaron este poema:

Noticiario de un colegial melancólico
“NOMINATIVO: la nieve
GENITIVO: de la nieve
DATIVO: a o para la nieve
ACUSATIVO: a la nieve
VOCATIVO ¡oh la nieve!
ABLATIVO con la nieve
de la nieve
en la nieve
por la nieve
sin la nieve
sobre la nieve
tras la nieve
La luna tras la nieve
Y estos pronombres personales extraviados por el río
Y esta conjugación tristísima perdida entre los árboles.

OPINA: ¿Qué impresión crees que le causaron a Alberti nuestras declinaciones? ¿Cuál es la tuya? Ponles adjetivos, no te cortes.

martes, 16 de noviembre de 2010

Atenea

La diosa de la sabiduría y de la guerra nunca fue una niña.

No fue niña y tampoco tuvo una madre al uso. Zeus, su padre, la parió de una forma muy particular:  estaba Zeus aquejado de fuertes dolores de cabeza y le pidió  a su hermano Hefesto que le abriera la cabeza; este lo golpeó  con un hacha y de la herida nació una hermosa mujer,  hecha y derecha, armada con casco y lanza, y con cara de lista,  que se llamó Atenea.

Cómo su padre pudo engendrar a esta criatura es fácil de explicar: se tragó a la madre que la engendró, Metis, una diosa con la que Zeus tuvo una aventura (dicen que su primera aventura extraconyugal). Al parecer la hija que concebiera Metis tendría a su vez un hijo que acabaría destronando a Zeus, de modo que éste, para evitar males posteriores, convirtió a Metis en mosca y se la tragó. Se ve que la mosca se alojó en la cabeza para pasar gestación o, al menos, la hora del parto.

La diosa de la sabiduría y la guerra siempre fue virgen. Probablemente por eso Zeus siguió tan ufano como rey de los cielos: su hija no parió, aunque sí que tuvo un hijo. Se cuenta que un día se acercó a la fragua de Hefesto (Vulcano para los romanos) a reponer armas, y Hefesto, que estaba tratando de superar el abandono de su esposa Afrodita, se enamoró al instante. Tanto que persiguió a Atenea para poseerla, y aún siendo cojo, la alcanzó. Ella, asqueada, se limpió con un paño la inmundicia que Hefesto dejó en su pierna, y arrojó el paño al suelo. De allí nació Erictonio.




Se la identifica con la Minerva romana.

domingo, 14 de noviembre de 2010

¡Sus muertos!

Los romanos les temían a los muertos. Y por ello los enterraban o los incineraban de acuerdo con un ritual que no debía infringirse de ninguna manera.
Un muerto insepulto o mal sepultado podía dar muchos malos ratos a la familia, porque si el finado no quedaba satisfecho podía ocurrírsele salir a atormentar los sueños de los que habían descuidado su funeral. Por eso los familiares no solo encerraban los restos (cadáver completo o cenizas y huesos) en su tumba (una casetita decorada apropiadamente), o en su columbario (una especie de palomar lleno de nichos), o en su urna cineraria, sino que además les daban el trato que mejor los conformara: colocaban las tumbas a la vera de las principales calzadas, a la salida de las ciudades, para que no perdieran puntada de las idas y venidas de sus conciudadanos.
Columbario. Porta Romana

Tumbas. Pompeya










También era conveniente meter en el recinto definitivo las joyas, juguetes, objetos o prendas que más gustaran al muerto. Algunas tumbas estaban horadadas para poder introducir por el agujerito alguna ofrenda alimenticia (un traguito de vino, un tarrito de miel, unas nueces, para aligerar la excursión), o rodeadas por un pequeño jardín para que las flores alegraran la vista del que ya poco podía ver.

Y no es que los romanos creyeran en la vida tras la muerte, que los había. Más bien la temían de forma supersticiosa. La muerte era el punto final, pero por si acaso... evitaban mentarla. Escribían en los epitafios  "vivió tantos años", pero nunca "murió".

lunes, 8 de noviembre de 2010

Carpe diem, por Miguel Hernández

AMOROSA
Muchachita de luengos cabellos de oro
y figura que sólo sueña el pintor,
que deshojas las flores del gran tesoro
de los pocos abriles sin un amor.

Ama, hoy que en tu boca canta la risa
como un pájaro de oro que hizo el nidal
en tu ebúrnea garganta donde la brisa
que la cerca perfuma su áureo cristal.

Hoy que estás en la aurora roja y galana
que la vida nos brinda sólo una vez;
hoy que es fresa tu boca, coral y grana
y alabastro bruñido tu tersa tez.

Que es tu cuerpo un magnífico y airoso
nardo; que es tu pecho turgente, rosa y marfil;
que es tu cuello el de un cisne níveo y gallardo
y tu aliento fragancias tiene de Abril.

¡Ama! Linda muchacha de ojos de maga
y de labios purpúreos llenos de miel.
¡No es eterna tu aurora, su luz se apaga...
y la sigue la noche negra y cruel!

¡Ama linda muchacha! Bajo tu reja
florecida, te aguarda con hondo afán,
-el chambergo tirado sobre la ceja
y una hoguera en el pecho- gentil galán.

Dale, dale que calme tales ardores
lo más puro de tu alma... ¡No tu desdén!
¡Ama, niña! No aguardes a que esas flores
de tu cuerpo y tu reja mustias estén.

¡Ama, vive la vida bella e inquieta!
No te muestres esquiva, que no es virtud...
Es..., lo dijo, filósofo, grande poeta:
«¡Juventud sin amores, no es juventud!»

domingo, 7 de noviembre de 2010

Carpe diem, carpe rosas, carpe carnem...

Jonh William Waterhouse

Carpe rosas.
Carpe diem.
Carpe, Carpe. 

Hoy todo va del verbo latino carpo, que significa "cortar arrancando, desgarrando, separando". De ahí que se utilice para recoger flores, como en la primera frase.  

Carpe diem es una frase latina de todos conocida cuyo sentido es aprovecha el momento, no dejes pasar ni un día sin vivirlo a tope porque la vida es breve y el tiempo vuela (tempus fugit). Esa frase sirve para designar uno de los tópicos literarios más fructíferos de la literatura europea. La expresión "carpe diem" aparece en un verso de Horacio (Carpe diem quam minimum credula postero= aprovecha el día, no confíes nada en el mañana). Uno de los sonetos más famosos de nuestro Siglo de Oro reinterpreta el tópico de esta manera; se trata del Soneto XXII de Garcilaso de la Vega:
             En tanto que de rosa y de azucena
            se muestra la color en vuestro gesto,
            y que vuestro mirar ardiente, honesto,
            con clara luz la tempestad serena;
            y en tanto que el cabello, que en la vena
            del oro se escogió, con vuelo presto
            por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
            el viento mueve, esparce y desordena:
            coged de vuestra alegre primavera
            el dulce fruto antes que el tiempo airado
            cubra de nieve la hermosa cumbre.
            Marchitará la rosa el viento helado,
            todo lo mudará la edad ligera
            por no hacer mudanza en su costumbre. 

Y vayamos a la última frase. Procede de una novela romana (una de las dos que se han conservado), el Satiricón, atribuida a Petronio. Esta novela cuenta las aventuras de tres pillastres que en una ocasión visitan la casa de un auténtico cateto. Se trata de Trimalción, un nuevo rico que tiene un sentido del humor muy particular. Resulta que tiene un esclavo trinchador al que ha bautizado con el nombre de Carpus, de forma que al llamarlo para trinchar (carpo, "desgarrar la comida, despiezarla"), con una sola palabra lo llama y le ordena (Carpe es el vocativo de Carpus y el  imperativo de carpere). Es como llamarle al tipo "Trincha". 

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Momentos de reflexión

Para qué sirve este blog, me pregunto mientras conduzco y vigilo los radares que amenazan entre Málaga y mi pueblo.  Y pienso, con resultados dispersos...

Alumna: Maestra, maestra, ¿para que has hecho eso del blog?
Alumna insidiosa: Se aburrirá... Verás que pronto se cansa.
Alumna obsesiva: ¿Va a entrar en el examen lo que pongas ahí?
Alumna protestona: No, si al final nos va a salir caro y vamos a tener dos clases por el precio de una.
Maestra: A ver, a ver, no me seáis... (ese comentario lo ha dicho antes). El blog tiene dos funciones. A saber (a ella le gusta mucho decir eso, que queda muy cool): la primera es brindar (otra perla, cuando lo de brindar es una cursilada, pero ella es así) un espacio donde comentar y aprender esas cosas que no tienen cabida en las clases; y la segunda es una función higiénica.
Alumna prendada de las palabras (es la alumna filóloga que todos desean en sus clases): ¿Un blog higiénico?, ¿como el papel? Maestra, no estarás sugiriendo que el blog es para...
Alumnas a coro: no te pases, que la maestra apunta esos comentarios, y lo que es peor, olvida quien los ha dicho y se los atribuye a cualquiera.
Maestra: Lo de higiénico, mis queridas helenistas (queridas lo repite bastante, pero las discípulas no caen en la trampa de creérselo), debe sugeriros a Hygeia, la diosa de la salud. Y sí, esto lo hago por vosotras y por mi, que me gusta regalarme estos mimos y sacar un ratito para reflexionar sobre todo lo que no os enseño y lo que yo me pierdo.
Alumna inquieta: ¿Has oído a Daniel Higiénico? Nunca había pensado en Daniel el Saludable, pero ahora lo escucharé con otro talante.
Maestra: Ya me estás sacando de madre la lección, que yo quería hablaros de las acepciones de la palabra "higiénico". 
Alumna conciliadora: bueeeeeeno, cuéntalo y luego oímos a Daniel Higiénico. 
Maestra: Trato hecho, pero que no diga marranadas, que nos pasamos un mal rato todas. 

Pensamientos. solo pensamientos.
Conclusión: eso que se ahorran mis cuerdas vocales y los alumnos se ahorran oírme.