Para mí siempre tuvieron un eco rítmico, infantil, juguetón. Igual que "un, dos, tres, pollito inglés", o "santa Teresita, hija de un rey moro..." mis compañeros y yo usábamos las declinaciones hasta para mantearnos en los pasillos, lo que trajo aparejada más de una visita al despacho del director del instituto.
Al poeta gaditano Rafael Alberti las declinaciones latinas le inspiaron este poema:
Noticiario de un colegial melancólico
“NOMINATIVO: la nieve
GENITIVO: de la nieve
DATIVO: a o para la nieve
ACUSATIVO: a la nieve
VOCATIVO ¡oh la nieve!
ABLATIVO con la nieve
de la nieve
en la nieve
por la nieve
sin la nieve
sobre la nieve
tras la nieve
La luna tras la nieve
Y estos pronombres personales extraviados por el río
Y esta conjugación tristísima perdida entre los árboles.
GENITIVO: de la nieve
DATIVO: a o para la nieve
ACUSATIVO: a la nieve
VOCATIVO ¡oh la nieve!
ABLATIVO con la nieve
de la nieve
en la nieve
por la nieve
sin la nieve
sobre la nieve
tras la nieve
La luna tras la nieve
Y estos pronombres personales extraviados por el río
Y esta conjugación tristísima perdida entre los árboles.
OPINA: ¿Qué impresión crees que le causaron a Alberti nuestras declinaciones? ¿Cuál es la tuya? Ponles adjetivos, no te cortes.